El delegado de Ordenación del Territorio del Ayuntamiento de Málaga, Diego Maldonado, aludiendo a la información recibida por los técnicos del organismo, fue claro ayer al asegurar que el desmonte generado en Colinas del Limonar, promoción abandonada desde hace años, no causó incidencias "dignas de mención" en la zona tras la tromba de agua caída en la capital el pasado sábado. Y apuntó como una de las razones de lo ocurrido en la ausencia de mantenimiento de los arroyos por parte de la administración competente, la Junta de Andalucía.
No hay que ser un lince para afirmar que los numerosos arroyos que recorren el territorio en el que se enclava Málaga constituyen un considerable riesgo de inundaciones para la ciudad en momentos de grandes precipitaciones, como las del pasado sábado. No obstante, hace apenas dos años que las administraciones tuvieron sobre la mesa un nuevo y completo estudio en el que se demuestra, de forma muy pormenorizada, que las cuencas urbanas son un verdadero peligro para los ciudadanos si no se toman medidas para corregirlas. Se trata del estudio hidrológico elaborado con motivo de la tramitación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), un documento que concluye que todos los arroyos analizados, treinta en total, reúnen las condiciones de peligrosidad estipuladas a nivel internacional, es decir, que presentan un claro riesgo por la probable inundación de sus márgenes en momentos de fuertes lluvias.
Esas condiciones, relacionadas con el calado y la velocidad, se cumplen en la práctica totalidad de los arroyos de la ciudad para un periodo de retorno de 500 años. Ese periodo de retorno es el tiempo medio entre dos trombas de agua por encima de un cierto caudal.
Obras deficientes
Además, el estudio detalla un total de 161 tramos