Siete años, una decena de solares abandonados en el centro de la ciudad, más de ocho millones de euros reservados para expropiaciones, otros tres sin pagar todavía a los propietarios de fincas a los que corresponden, proyectos de promociones de viviendas públicas redactados y guardados en el cajón... Es el balance de las 'tecnocasas', un término que ha acabado por hacerse un hueco en el vocabulario del urbanismo malagueño pero siempre asociado a incumplimientos y retrasos. Y es que de ellos se compone la historia que hace ahora siete años -el 3 de agosto de 2005- empezaron a escribir el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía para que tuviera el final feliz de ver un casco antiguo repoblado con jóvenes emprendedores y empleados del Parque Tecnológico habitando viviendas públicas en sectores degradados como Lagunillas o la trasera de la calle Carretería.