domingo, 11 de marzo de 2012

La Casa Invisible firmará un convenio de cesión del edificio (La Opinión)


Este movimiento social y cultural lleva cinco años esperando que se legalice la ocupación de un edificio.


EUROPA PRESS La Casa Invisible, un centro social y cultural de gestión ciudadana de Málaga, celebró ayer sábado su quinto aniversario bajo el lema «5+5», en referencia a los cinco años cumplidos y a los otros tantos que estipula el convenio de cesión del edificio que ocupan actualmente y que pronto firmarán con el Ayuntamiento de la capital.

En concreto, el documento se terminó de cerrar la pasada semana y está previsto que se firme la próxima, a la espera de concretar la fecha exacta. No obstante, «sólo el hecho de haber llegado aquí es muy satisfactorio», han valorado desde el movimiento, que recuerda que «no nos daban más de una semana de vida y hemos cumplido cinco años». «Por tanto, el estar aquí ahora mismo y a las puertas de firmar un convenio de cesión gratuita con el Ayuntamiento es ya un éxito», destacó un portavoz en declaraciones a Europa Press. Así, ayer sábado la Casa Invisible estuvo abierta, desde las 18.00 horas, de forma libre y gratuita al público con diferentes actividades, entre ellas una exposición de talleres, teatro, circo, proyecciones.

El principal logro de este movimiento, «que nace de una situación de desobediencia civil y de denuncia», ha sido conseguir «un grado de legitimación frente a la ciudadanía tal y como para que las propias instituciones se den cuenta de la necesidad de un proyecto de estas características en una capital». Por tanto, el hecho de que se acepte abrir un proceso negociador ya supone "un hito" que, como han señalado, ha sido después imitado por otras ciudades españolas.

De esta forma, tras cinco años de vida la Casa Invisible ha conseguido consolidarse «sin ningún tutelaje de instituciones públicas ni privadas», convirtiendo la cultura en «uno de los ejes fundamentales de la ciudad» y dando cobijo a un tejido asociativo que ha encontrado en el edificio de la calle Nosquera «un lugar para seguir trabajando con unos valores de gestión completamente autónomos».

El puente de la larga década (La Opinión)


Alfonso XIII puso en 1921 la primera piedra del puente que uniría Puerta Nueva con la Trinidad


El Rey Alfonso XIII en el cauce del Guadalmedina el día de la colocación de la primera piedra del puente de Alfonso XIII (Aurora) en 1921.
El Rey Alfonso XIII en el cauce del Guadalmedina el día de la colocación de la primera piedra del puente de Alfonso XIII (Aurora) en 1921.  La Opinión
ALFONSO VÁZQUEZ Pocos conocen que el nombre oficial del puente de la Aurora es el de Alfonso XIII. También podría llamarse el puente del retraso, porque entre la colocación de la primera piedra y la finalización de las obras pasaron nada menos que nueve años, para desesperación de los trinitarios, que durante buena parte de esa década, al quedar el puente anterior inservible, debían dar un rodeo por los puentes de Armiñán o Santo Domingo para ir al Centro.

Otra opción era arriesgarse a ser cruzados a hombros de chaveas o, como mal menor, pasar por unos inestables tablones de madera colocados sobre las aguas.

Lo cierto es que a lo largo del siglo XVII, las riadas del Guadalmedina ya se llevaron varios puentes que unían la actual zona de Puerta Nueva con la Trinidad, donde, a mediados del XVIII se levantó la iglesia de la Aurora.

Si observamos las viejas postales que acompañan a este reportaje, veremos cómo a finales del XIX o primeros años del XX, en ese lugar de paso se instaló una precaria pasarela de madera para peatones que se llevó la riada de 1907.

Los carros debían apañarse con cruzar el cauce gracias a unas salidas abiertas en los muros del río. Tras la riada, se construyó un nuevo puente, que aparece en dos de las fotos, aunque como se aprecia no era nada del otro mundo.

En mayo de 1921, el rey Alfonso XIII visitó la capital tras colocar la última piedra del pantano del Chorro y después de recibir por parte de las autoridades de Málaga un almuerzo en el Ayuntamiento y de tomar café en el palacio de los Larios –donde hoy se levanta el edificio de La Equitativa– acudió en coche a las inmediaciones del viejo puente de la Aurora, donde le esperaban con sus mantones de Manila las reinas de la belleza de la Trinidad, El Perchel, Capuchinos y la Victoria, así como el alcalde, Francisco García Almendro y los concejales.

El rey cruzó el seco cauce y entre los vítores de cientos de personas, tuvo lugar el acto de colocación de la primera piedra, con la bendición de las obras por parte del obispo y la firma del acta.

Además, el monarca pudo contemplar el proyecto del futuro puente, obra del prestigioso ingeniero Manuel Giménez Lombardo. Al regresar al coche, las reinas de la belleza le lanzaron sus mantones de manilas. «¿Y ahora?, ¿quién os lo lleva?», cuenta La Unión Mercantil que comentó. En ese acto, el alcalde le entregó la petición del barrio de la Trinidad de que el puente llevara el nombre de Alfonso XIII, algo que el rey aceptó satisfecho.

Hasta aquí, una bonita historia sobre un elegante puente metálico que iba a costar 556.323 pesetas. Lástima que pronto surgieran las complicaciones. Como recuerda el ingeniero Antonio Molina Cobos en un estupendo libro sobre seis puentes de Málaga del año 87, pronto se detectó una capa de arcilla blanda en la margen derecha que aconsejaba hacer sondeos y cimentar a más profundidad. También había que expropiar fincas vecinas para construir las rampas del puente. Pero lo que más retrasó la obra fue la adjudicación por concurso del tramo metálico a la empresa malagueña La Metalúrgica S.A., del Paseo de los Tilos. Se adjudicó en 1925 y tres años después todavía no habían empezado las obras porque los planos de detalle que presentó no fueron aprobados.

Al final, se nombró a un ingeniero de Madrid, José Roibal, director de las obras; de paso reformó algo el proyecto y no fue hasta 1930 que el puente de la Aurora fue una realidad. Como detalle, las pruebas de resistencia hechas en la primavera de ese año: primero se colocaron sacos de arena y luego, se hizo una prueba en movimiento, con la llegada de tres filas de vehículos compuestas de camiones, tanques y apisonadoras. Superó el examen y pudo, al fin, abrirse a coches y peatones.

Urbanismo impulsa la ampliación del último sector de Plaza Mayor (La Opinión)


Su desarrollo permitirá la implantación de una gran superficie comercial dedicada al bricolaje







Vista aérea de las cuatro parcelas junto a Plaza Mayor.
Vista aérea de las cuatro parcelas junto a Plaza Mayor. La Opinión

JAVIER GARCÍA RECIO La Gerencia de Urbanismo dará la próxima semana un nuevo impulso al desarrollo comercial del entorno de Plaza Mayor con la aprobación del proyecto de reparcelación de las cuatro parcelas que quedan sin urbanizar y que permitirán la implantación de una gran superficie comercial dedicada al bricolaje, además de una zona deportiva.

Las parcelas, que se encuentran al este de Plaza Mayor, entre la autovía A-7 y las vías del tren de Cercanías, culminan todo el desarrollo comercial del entorno de Plaza Mayor. La zona comprende tres grandes espacios, uno donde se levanta IKEA, otro ocupado por el propio Plaza Mayor y el tercero es el que ahora comenzará a urbanizarse y donde tiene previsto instalarse la multinacional Bricomart, dedicada al bricolaje.

Cuatro parcelas. Se trata de un ámbito con una superficie de 175.000 metros cuadrados, que contempla cuatro parcelas para uso turístico, comercial y para una zona deportiva privada.

Asimismo, el Consistorio obtiene dos parcelas: una de la cuatro turístico-comerciales antes indicada, con 7.382,00 metros cuadrados de superficie y una edificabilidad de 1.177,17 metros cuadrados de techo; y otra parcela que se corresponde con la de uso deportivo privado, con 6.603,46 metros de suelo y 60,51 metros cuadrados de techo.

También se contará con cinco parcelas de zonas verdes públicas que suman más de 24.000 metros cuadrados; un espacio para servicios de interés público y social con 16.128; y a viario se destinarán 21.282 metros cuadrados.

Una vez que el proyecto de reparcelación esté aprobado y desarrollado, los distintos promotores de los suelos podrán dar inicio a sus distintos proyectos que deberán ser aprobados y autorizados con licencia.

Con ello se ampliará el desarrollo comercial de esta zona de Churriana conocida como Bahía Málaga que aún tiene pendiente otros desarrollos de tipo turístico como la construcción de un complejo hotelero y campo de golf de 27 hoyos, de los que la tercera parte irán en le municipio de Torremolinos.

Por otro lado, se abordará la enajenación de una parcela comercial en la zona de San Julián, con un precio de 319.901,30 euros. Tiene una superficie total de 367 metros cuadrados y un techo edificable de 585 metros cuadrados. En mayo del pasado año se licitó la enajenación de dicha parcela por 467.169,30 euros, aunque no concurrieron licitadores. En aplicación del nuevo reglamento de valoraciones de la Ley de Suelo, se ha actualizado la valoración de la parcela al tipo antes indicado y se vuelve a sacar a la venta.

La Gerencia ocupa tres parcelas que podrían servir para ampliar el paseo de poniente (La Opinión)

 Un consejo extraordinario de la Gerencia de Urbanismo permitirá la próxima semana aprobar la autorización para que el Ayuntamiento ocupe tres pequeñas fincas enmarcadas en terrenos que, parte de los cuales, pudieran ser necesarios para la ampliación del Paseo Marítimo de Poniente, en el tramo comprendido entre el espigón de la Térmica y la urbanización Sacaba Beach.

En concreto, se trata de una finca de 1.806,41 metros cuadrados y de otras dos que juntas suman 3.115,37 metros cuadrados. Urbanismo formalizará la autorización que hicieron años atrás los propietarios de estos terrenos al Ayuntamiento de Málaga para la ocupación de los mismos para destinarlos a uso público, reservándose el aprovechamiento urbanístico que les corresponde a los terrenos ocupados.

El delegado de Ordenación del Territorio, Diego Maldonado, explicó ayer que «estas tres fincas suponen una pequeña parte del suelo que pudiera ser necesario para las obras de ampliación de dicha infraestructura, sin que haya supuesto desembolso alguno para el Ayuntamiento de Málaga». El resto de los terrenos necesarios, que suponen la mayor parte, pertenece a la entidad Endesa, que no ha aceptado autorización de la ocupación de su propiedad. 

Maldonado añadió que los terrenos están a la espera de que el Ministerio de Medio Ambiente desarrolle el proyecto de ejecución para la ampliación del paseo marítimo. 

Un edificio digno del mejor cine (La Opinión)


El arquitecto Antonio Díaz ha recuperado en la calle Granada, 33 un edificio de tres plantas de Gerónimo Cuervo de 1871


Vista del edificio desde la calle Granada, con la fachada original rehabilitada.
Vista del edificio desde la calle Granada, con la fachada original rehabilitada. Carlos Criado

ALFONSO VÁZQUEZ De estar en Pekín, sería catalogado de un verdadero «trabajo de chinos», porque las obras de rehabilitación de este edificio, en el 33 de la calle Granada, comenzaron en 2005 y todavía quedan algunos retoques.

«La hemos soportado cuatro vecinos a pulmón, pero ha merecido la pena», cuenta Javier Domínguez Bandera (Chico), hermano del actor Antonio Banderas.

Y es que la primera planta de esta construcción del XIX se ha convertido en sede de la productora de Banderas, Green Moon, así como en un apartamento para uso de la productora, dos espacios en los que se ha mezclado la modernidad con la conservación del máximo de elementos originales de la casa.

Los arquitectos Antonio Díaz Casado de Amezúa y Francisco José Alfonso ha sido los responsables del trabajo de rehabilitación de este edificio de planta baja más dos plantas habitables que se construyó en 1871 tras la demolición, en 1868, del convento de monjas de San Bernardo, que partía de ahí y llegaba hasta la calle Niño de Guevara.

«Es un detalle curioso que este edificio de Gerónimo Cuervo –el arquitector del Teatro Cervantes– tiene dos plantas menos que el resto, creo que la explicación está en que el propietario quería que fuese una casa familiar y no tenía intención de alquilar nada», plantea Antonio Díaz.
El propietario y promotor del edificio fue el comerciante de aceite de oliva Enrique Grana, cuyas iniciales (EG) se encuentran en el portal de entrada así como en el techo decorado de la segunda planta.

Antonio Díaz destaca el aspecto deplorable que presentaba el edificio, que había sufrido entre otras cosas la intromisión de un restaurante cuyas instalaciones habían ocupado buena parte del patio comunitario, además de haber puesto en riesgo el edificio, que sufrió un conato de incendio a mediados de los 90.

La fachada, así como los dos techos decorados y el portal han sido restaurado por la empresa Quibla. De la fachada comenta Antonio Díaz que logró convencer a la Oficina de Rehabilitación del Centro para que, en vez de que luciera según la paleta de colores oficial, pudiera recuperarse la fachada original. «Todo lo de arriba son revocos de cal como los aplacados, que se hacían por temas decorativos y de trabajo, con molduritas que van cercando las ventanas y cintas color caramelo que unen la composición», detalla.

La planta baja es una imitación de estuco de mármol y en la base, mármol que en realidad es parte de la cimentación del edificio. Como curiosidad, en el lateral que da a la calle Denis Belgrano han aparecido en ese primer cuerpo de la fachada sumas y nombres, posiblemente de los albañiles de esos tiempos en los que reinaba Amadeo de Saboya.

Las obras ha incorporado un ascensor a la antigua escalera de servicio, a la que se accedía por el patio interior y han respetado la decoración de la escalera principal, de los años 40 del siglo pasado, aunque debajo hay otra decoración más antigua, con flores.

El piso de Teresa Díaz, en la segunda planta, está lleno de luz, cuenta con una amplio salón, para lo que ha tirado algunos tabiques, y ha aprovechado la altura de los techos para construir una habitación más.

En la primera planta se encuentra la productora y el apartamento de Green Moon, de Antonio Banderas.

Su hermano Chico muestra el resultado: «Hemos recuperado todo el suelo, pieza por pieza, los ladrillos y los techos se han conservado y la madera también es original». A este respecto, precisa que tanto la puerta común del edificio como las contraventanas de madera fueron enviadas y restauradas en Carratraca.

En algunos casos, indica Antonio Díaz, los suelos originales de baldosa hidráulica han sido trasladados a otras habitaciones porque, por ejemplo, la productora malagueña tiene una sala de proyección que necesita un suelo especial para disminuir los ruidos. En la sala, por cierto, se aprecian algunos de los diez balcones con los que cuenta esta planta primera.

«Además, hay que resaltar el trabajo de Antonio, que ha reforzado la estructura del edificio, que estaba que se caía y el suelo estaba abombado», dice Chico, que muestra el apartamento de la productora, en el que se combinan los elementos de la vieja casa con grandes pantallas para ver la tele en tres dimensiones. «Tengo que usarlo algún día para ver cómo funcionan las luces porque todo tiene domótica», señala, al tiempo que confiesa que le agrada que algunos de los habitantes de este edificio hayan tenido una estrecha relación con su cofradía y la de su hermano, Fusionadas.

Para Antonio Díaz, esta rehabilitación es un ejemplo más de las grandes posibilidades que tienen los pisos del Centro Histórico de Málaga. Casas del XVIII y del XIX que pueden dar el salto al siglo XXI sin perder nunca el equilibrio.

´El decreto para regularizar las viviendas no es efectivo´ (La Opinión)


La presidenta de APVI asegura que la normativa sólo sirve para salvar la papeleta de los alcaldes, no a los dueños


Vázquez se reunió esta semana con responsables de la Diputación de Málaga.
Vázquez se reunió esta semana con responsables de la Diputación de Málaga. Carlos Criado
JOSÉ LUIS JIMÉNEZ La falta de avances tangibles y los continuos anuncios expedientes sancionadores han terminado por abatir a la principal representante de las más de 80.000 casas irregulares que existen en la provincia de Málaga. La presidenta de la Asociación Provincial de Viviendas Irregulares, María del Mar Vázquez, se muestra clara y contundente sobre la solución a esta problemática: por un lado, el decreto de regularización de la Junta de Andalucía «no sirve para nada» y, por el otro, la solución sólo la pueden aportar ellos mismos «porque no confiamos en los políticos».

¿Cómo sigue todo tras la aprobación del decreto de regularización propuesto por la Junta?
Sigue todo igual de enmarañado. El decreto no está sirviendo para nada más que para resolverle la papeleta a aquellos alcaldes que concedieron licencias en suelo no urbanizable.

¿Por qué?
Porque sigue sin darnos solución a los afectados pero sí aquellos que son corresponsables de que hayan casas en el campo. El decreto no permite desbloquear la calificación de protección territorial de los asentamientos ya consolidados que define la Ley de Ordenación del Territorio de Andalucía (LOUA) y, así, es imposible regularizar nada porque lo que viene a decir es que todo los terrenos declarados de protección están vírgenes cuando, en realidad, tienen miles de casas y, en muchos casos, desde hace siglos. Es decir, ni siquiera nos recogen en los mapas.

¿Cómo es eso posible?
Yo pienso que no se puede hacer algo tan serio, como la LOUA desde un despacho de Sevilla. Desde la Consejería de Ordenación no se han preocupado por conocer la realidad de nuestros asentamientos que, insisto, en muchos casos vienen de siglos. Han cogido un mapa y no han considerado a las personas que estábamos dentro. De hecho, esta semana me llamaron del Colegio de Arquitectos de Sevilla, dentro de los estudios que están haciendo para saber lo que está pasando con las viviendas irregulares en Málaga y se han quedado muy sorprendidos. Ellos dicen que allí no están teniendo ningún problema en comparación con nosotros y no entiende el descontrol urbanístico que durante años ha existido en nuestra provincia. Yo digo que todos, y cuando me refiero a todos es desde el propietario y el gobernante que ha permitido construir en el campo, somos culpables de ese descontrol. Pero que, dado lo que hay, tenemos que partir desde ese punto y encontrar una solución real, legal y justa.

¿Está diciendo que se borre todo y empecemos de cero?
No, para nada. Los que hemos construido en terrenos donde no se podía queremos pagar lo que nos hemos ahorrado: licencia de obra, de primera ocupación, etc. Y, en eso, estamos todos de acuerdo, pero me refiero a que hagamos un planeamiento verdadero contando con lo que ya existe. No que se nos obvie porque, además, tenemos varios casos de personas que tienen expedientes de derribo y, encima, se les está cobrando el Impuesto de Bienes Inmuebles.

En Mijas, por ejemplo, han planteado regularizar por sectores a base de modificaciones de elementos ¿Es una posible solución?
Volvemos a lo mismo. Si la LOUA no permite desbloquear la calificación de espacio protegido, ¿cómo vamos si quiera a empezar a trabajar así? Yo creo que, ésta en concreto, no es la solución.

¿Es insolucionable entonces?
No.Yo creo que lo primero es que nos reconozcan sobre el papel y que nos plasmen en los planeamientos, pese a que todos lo hicimos mal, por lo que habrá que modificar la LOUA. Ya hemos presentado muchas veces esa propuesta pero no confiamos en que los políticos lo resuelvan. Llevamos muchos años tratando de hacerlo y seguimos igual o peor. Conozco casos de ancianos que heredaron las casas de sus padres y que tienen depresión porque no entienden que su casa sea, de repente, ilegal y la quieran derribar. Esta situación dura ya demasiado. Un problema social enorme y al que las administraciones competentes parecen insensibles muchas veces. Es más, en muchas ocasiones se nos ha tratado como a verdaderos delincuentes. Seguiremos trabajando por nuestra cuenta porque de los políticos ya no esperamos ninguna solución, independientemente del partido o ideología que sea.

¿Qué le diría a un ciudadano que sea ajeno a este problema?
Pues que somos unos vecinos más. Cada uno con su ideología, con sus problemas personales, laborales y familiares. Muchos de nosotros compramos unos terrenos y quisimos vivir aquí junto a otros que ya lo venían haciendo desde hace años. No hemos cometido ningún delito y estamos dispuestos a pagar lo que no hemos pagado pero, al fin y al cabo, sólo buscamos tener nuestra vivienda, como cualquiera.