domingo, 2 de octubre de 2011

Barrio que fue, será (Málaga Hoy)


Lo que define al Soho no es tanto lo que es sino lo que quiere ser, pero en su enclave, tan cerca y tan lejos del mar, sobreviven algunas de las historias que hacen de Málaga la capital que es, absorta, mestiza e imprevisible
PABLO BUJALANCE / MÁLAGA | ACTUALIZADO 02.10.2011 - 01:00
Dos hermanas de la Caridad cruzan la calle Tomás Heredia con cierta prisa y pasan por la puerta de un sex shop que acaba de abrir. La postal es natural aquí. Como la de los dos magrebíes que van a comprar sus pollos asados al lado de Stella Maris mientras discuten sobre fútbol a todo trapo. Lo divino y lo pecaminoso se abren camino en igualdad de condiciones, y el viejo lema live and let die se respira en cada esquina. No hay un solo barrio en toda Málaga en el que la polución esté tan incrustada en muros y fachadas: la estampa general es de un gris espeso, tendente a la melancolía, reforzado por un otoño que ya se ha hecho octubre. Pero por eso, precisamente, Málaga parece aquí más capital, como una prima lejana de Madrid y Barcelona, con sus coches subidos a las aceras, su asfalto hecho trizas, sus bares españoles que rezuman el aceite de los churros del desayuno, la suciedad proverbial de sus calles (los contenedores soterrados parecen aquí un chiste), los carteles que anuncian en las paredes los productos y espectáculos más inverosímiles, los hombres y mujeres de negocios que se las apañan para encender el cigarrillo sin soltar el portafolios ni el teléfono móvil mientras salen disparados a cualquier otro lugar del centro después de haber encontrado, al fin, una plaza de aparcamiento en el Sare. En esta zona abunda la paradoja: el mar está a un paso pero a la vez convenientemente alejado, en alguna parte detrás del Muelle Heredia, clausurado al otro lado del muro, así que en realidad el Mediterráneo está tan cerca de este barrio como lo estuvo el Berlín Oriental del Occidental entre 1962 y 1989. La feligresía continúa reconciliándose con la divinidad y expiando sus pecados en la iglesia de Stella Maris, verdadero hito de la arquitectura de la ciudad por atípico, a escasos metros de los clubes nocturnos que continúan abiertos. En la misma calle Tomás Heredia conviven en una misma manzana fachadas de aspiración modernista con balcones de forja y otros armatostes grises con ventanas fagocitadas por aparatosas persianas sacadas de la película de ciencia-ficción más chusca. Para colmo, nada aquí parece recordar al centro: entre la Alameda de Colón y la calle Córdoba, entre el CAC y el Teatro Alameda, todo parece conformarse como una ciudad autónoma, embriagada de sí misma, absorta en sus pareceres y procedimientos, como si el resto de Málaga no tuviera que hacer aquí más que buscar aparcamiento para ir a la calle Larios. 

Pero a esta histórica y decadente sección urbana no la define tanto lo que es como lo que pretende ser. El proyecto de convertirlo en un Soho malagueño, a la manera de un barrio de las artes, continúa latiendo a pesar de que la situación económica no es la idónea y de que el paraguas de la candidatura a la Capitalidad Cultural de Europa en 2016, bajo el que se auspició la iniciativa, hace mucho que se cerró. Pero en Demolde, el local de comida rápida a base de sandwiches y ensaladas que Sergio García regenta también en Tomás Heredia (y donde buena parte de los trabajadores de la zona satisfacen su almuerzo diario en veinte minutos y con un periódico, al más puro estilo cosmopolita), el asunto del Soho sigue protagonizando las conversaciones. Lo cierto es que la adopción del Soho neoyorquino como referente resulta apropiado, porque en aquél también conviven la inmoralidad en sus más diversas formas, la desgana absoluta, la improvisación como estilo de vida y cierta aparente inclinación a las artes como santo y seña de una clase intelectual, empobrecida y tan llena de ínfulas quijotescas como de posibilidades. Quizá el mejor ejemplo de lo que puede ser el Soho se encuentra en la calle Vendeja: aquí conviven Al Este del Edén, el local emblemático que suministra variopinto material cinematográfico (libros, fotos, pósters y algunas reliquias) a los fanáticos del séptimo arte desde hace ya casi tres décadas; la nueva sala Chela Mar, justo enfrente, que programa funciones de teatro alternativo y también para toda la familia; la sala de exposiciones Díaz Oliva, donde muestran sus obras los miembros de la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga; y varios estudios de diseño, peluquería y otros oficios, además de algunos clubes nocturnos de los antes citados. En su amplitud, no obstante, el Soho cuenta con poderosos activos culturales, con el CAC a la cabeza en la calle Alemania (en su cafetería anidan diariamente las más asombrosas criaturas, gafapastas entregados en cuerpo y alma a sus netbooks, lectores irredentos de Michel Houellebecq que esperan plácidamente a que se les enfríe el capuccino, músicos de jazz que ensayan bien cerquita y también, oigan, algunas amas de casa), el Teatro Alameda (que ha llenado la calle Córdoba de banderitas en conmemoración de su 50 aniversario) y galerías de arte como la de Javier Marín (no se pierdan la actual exposición de José Medina Galeote) en la calle Duquesa de Parcent y Henarte en Comandante Benítez. Pero no sólo de arte vive la cultura: en lo gastronómico, el Soho cuenta con clásicos indiscutibles como el Mesón Gallego y el restaurante Al-Yamal, el primer establecimiento árabe que sirvió cous cous en la ciudad. Eso sí, los dueños y señores son los bares que sirven cervezas y tapas a su clientela mayoritariamente masculina y cantan sus ofertas mediante reclamos impresos en sus escaparates, sacados del siglo XIX. 

Aunque abundan los edificios de oficinas y los despachos de abogados (la Alameda de Colón es un hervidero), en las calles como Casas de Campos reinan las antiguas casas de vecinos de grandes portales de madera y sin ascensor. El perfil social del barrio ha cambiado radicalmente en los últimos años: donde antiguamente vivían familias de alcurnia e influencia, hoy lo hacen jóvenes profesionales, solteros o en familia, que decidieron trasladarse aquí como la fórmula más sencilla para residir cerca del centro. Muchos de aquellos pisos antiguos han sido convenientemente reformados y transformados en pequeños apartamentos. Con el mercado de Atarazanas a un paso, el avituallamiento está asegurado. Algunos vecinos, sobre todo los más veteranos, todavía señalan a la prostitución como el principal problema del barrio y afirman que la seguridad de noche brilla por su ausencia. Los inquilinos más recientes, sin embargo, se quejan de la suciedad, y lo cierto es que los contenedores soterrados de la calle Pinzón, al lado de Paideia, están incomprensiblemente rodeados de basura. El Soho es una ilusión por hacer que bien merece un titular tomado de Juan Gelman, con sus calles centenarias como Trinidad Grund, en la que el fantasma de la Caja Nacional sigue latiendo, enfermo de olvido. Y es que la ciudad, como el ser humano, está hecha de la misma materia de los sueños.

La deuda de Manolo (Málaga Hoy)


La muerte de Manuel Becerra, años dedicado a escribir sobre infraestructuras de Málaga, vuelve a recordarnos el largo rosario de incumplimientos
| ACTUALIZADO 02.10.2011 - 01:00
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ESTA vida, hermosa y terrible, sabia e incomprensible, madre y asesina, piadosa e implacable, amada y maldita, le debía demasiadas cosas a mi compañero y amigo Manolo Becerra. Puede que el papel de un periódico no sea el sitio acostumbrado para glosar las virtudes de un hombre que, simplemente, hacía este mundo mejor. Las buenas personas no suelen ser noticia. Preferimos llenar las páginas e informativos de deportistas, basurilla del mundo del corazón, mediocres, asesinos, malnacidos, ladrones, canallas, mentirosos, chupópteros y caraduras. En la parte menos mala de las muchas categorías de protagonistas de la información están los políticos que prometen cosas que jamás cumplen. Y una de las más nobles tareas del periodismo consiste en mantener vivos esos compromisos, exigir su cumplimiento, señalar las necesidades de desarrollo de un territorio, las oportunidades y las injusticias cometidas. No es tarea grata. A menudo el cargo público de turno sufre una amnesia temporal que le impide recordar lo que prometió el día anterior y se irrita cuando alguien se lo señala. Si el proyecto es del año pasado, o si se lanzó en alguna campaña electoral de la que nunca quieren acordarse, ocupa uno de los últimos lugares perdidos en su hipocampo. Seguro que si escaneamos el cerebro de un político encontraríamos ese limbo en el que se pierden las palabras y las promesas. En ese territorio nebuloso era un experto explorador Manuel Becerra. Memoria y puntal del diario Sur y abogado de Málaga para los compromisos de las administraciones y los partidos, vigilante que sabía al dedillo el retraso de una obra, su encarecimiento o modificados, Manolo tenía el reconocimiento unánime de los políticos a los que a menudo fustigaba cariñosamente con el látigo de las hemerotecas, de los constructores, los ingenieros, los arquitectos e incluso del público más difícil, los compañeros. Toda la profesión quería a Becerra. Eso tampoco lo puede decir mucha gente. 

A Manolo, a Málaga (a menudo eran lo mismo), la Junta y el Gobierno central les deben un tren de la Costa del Sol que se prometió en una rueda de prensa en el año 2000, en plena precampaña. Han pasado once años y no se ha puesto una sola traviesa, aunque la necesidad, si cabe, es aún mayor. 

A Manolo, a Málaga, el Gobierno y la Junta les deben que el AVE llegue al aeropuerto. Allí dentro de unos meses se pondrá en servicio la segunda pista por la que tanto batalló. 

A Manolo, a Málaga, el Gobierno andaluz les debe un Metro en condiciones y útil, que llegue no sólo a La Malagueta, sino a Ciudad Jardín y a su Rincón de la Victoria, como fue prometido. 

A Manolo, a Málaga, la Junta y algún Ayuntamiento les deben un saneamiento integral digno, un mar sin natas gracias a que las depuradoras y colectores están terminados y las empresas que los gestionan hacen bien su trabajo. También la planta desalinizadora de Mijas, la corrección de Meliones y sus vertidos salinos al pantano del Guadalhorce, ese recrecimiento de la presa de la Concepción para no tirar al mar el agua que luego nos falta. 

A Manolo, a Málaga, el Ayuntamiento de Málaga les debe el bulevar sobre el soterramiento, más parques para su futuro hijo, más campos de rugby y deportivos en los que sus amigos lo recuerden. 

A Manolo, a Málaga, Fomento les debe el terminar de una maldita vez la hiperronda y la autopista de las Pedrizas, el tercer carril de la ronda este, el soterramiento de San Pedro. Y la Consejería de Obras Públicas, ese vial distribuidor anunciado hace más de una década, como la carretera del arco Vélez-Marbella o el Eje del Guadalhorce. 

A Manolo le debemos mucho. Como mínimo seguir recordando todo esto cada vez que alguien nos venga con una nueva promesa.

Vélez contrata una actuación de urgencia en la antigua Azucarera de Torre del Mar (SUR)

El futuro museo sobre el cultivo de la caña de azúcar en la comarca y centro de difusión turística de la Axarquía en la nave principal de la antigua Azucarera de Torre del Mar continúa paralizado como consecuencia de las disputas judiciales que mantienen Ayuntamiento y la empresa adjudicataria de las obras. No obstante, la Gerencia Municipal de Urbanismo ha adjudicado una actuación de urgencia en el edificio que tiene como finalidad evitar el peligro que representa uno de los paramentos de la fachada principal. La obra contratada, que está presupuestada en 28.530 euros, tiene como finalidad demoler y reconstruir el muro situado justo encima de la entrada al inmueble ante el alto riego de demolición que presenta.
Según la edil de Urbanismo, Concha Labao, para la realización de esta obra ha sido necesario obtener previamente la autorización del Juzgado, al estar pendiente de resolución una petición de daños y perjuicios por parte de la empresa adjudicataria de la rehabilitación del inmueble tras acordado el Consistorio su resolución del contrato por diversos incumplimientos.
Retraso
El proyecto del museo del azúcar y centro de difusión turística acumula ya un retraso de casi cuatro años. Aunque la intervención se licitó en 2005 en 1.740.202 euros, las obras llevadas a cabo en el edificio de la antigua Azucarera Virgen del Carmen de Torre del Mar ronda los 2.300.000 euros.
El problema es que los trabajos permanecen paralizados desde febrero de 2008 por discrepancias entre la empresa adjudicataria, la dirección de obra y el Consistorio. Aunque el Ayuntamiento hace tiempo que acordó resolver el contrato, ello no ha desbloqueado la terminación del edificio.
La historia de la rehabilitación de la antigua azucarera sin embargo se remonta a noviembre de 2003, fecha en la que los trabajos fueron contratado inicialmente en 1.629.321 euros, aunque la empresa adjudicataria renunció a las obras. Posteriormente, se realizó una segunda adjudicación en junio de 2005, en 1.649.363 euros, a la UTE Sardalla España y Construcciones Iglesia, con un plazo para la ejecución de nueve meses.
El proyecto ha sufrido diversos modificados que han terminado por elevar la inversión final a 2.300.000 euros.

Diez años de urbanismo en el banquillo (SUR)


Ronda ha sido la última en lista de la corrupción urbanística. El suculento pastel de la construcción ha tentado también a muchos alcaldes procesados por dar licencias ilegales Unos por corrupción y otros por dar licencias ilegales. El urbanismo pasa factura a los munícipes
02.10.2011 - 
MONTSE MARTÍN

Diez años de urbanismo en el banquillo
Carratraca. Oscar Román dimitió como alcalde tras ser condenado por una licencia ilegal. :: J. J. BUIZA
LA alegría económica con la que comenzó el milenio lanzó al galope a la construcción y el ladrillo se convirtió en una suculenta y fácil fuente de ingresos para las arcas municipales. La tentación del enriquecimiento personal se fraguó en escándalos de proporciones mayúsculas como en el caso de Marbella, con alcaldes, exalcaldes y concejales en la cárcel. Otros regidores de la provincia, sin excepción de color político, aplicaron con demasiada manga ancha la normativa urbanística y, sin llegar a meter la mano en el cajón, contribuyeron unas veces de forma activa y otras haciendo la vista gorda a la construcción de miles de edificaciones ilegales que en algunas zonas, como en la Axarquía, han supuesto una notable alteración paisajista y de los recursos medioambientales, que la Junta de Andalucía ahora tiene intención de regularizar. Ninguna comarca de la provincia se salva. Todas tienen en su haber al menos un alcalde encausado o condenado.
El modelo urbanístico de una década ha hecho aguas y se sienta ahora en el banquillo de los acusados. El 'caso Malaya', el más emblemático, está en pleno enjuiciamiento. Pero en los tribunales esperan una larga lista de procesos, a los que se siguen sumando nuevos casos. El último esta semana, en Ronda, con la detención del exalcalde Antonio Marín Lara y tres ediles que finalmente han presentado su dimisión. Al igual que en Marbella, el rumor de las corruptelas sonaba insistente desde hacía tiempo en la Ciudad del Tajo.
¿Fallaron los controles? ¿Se miró para otro lado? Mecanismos, desde luego, había. Junta de Andalucía, Diputación, partidos políticos, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Fiscalía, jueces... todos forman parte de un engranaje social que abordó el problema sólo cuando el mal ya estaba extendido. Y entonces comenzaron a saltar todas las alarmas.
«Sí, no solo han fallado los controles de los partidos políticos, también los administrativos. En la época dorada del urbanismo, la Junta de Andalucía se dedicaba a recaudar los impuestos patrimoniales y no se puso coto. Y los ayuntamientos hicieron caja y a vivir por encima de sus posibilidades. Estaban obnubilados por el vellocino de oro del urbanismo», critica el coordinador provincial de Izquierda Unida, José Antonio Castro.
Para el presidente del PP, Elías Bendodo, que no entra a valorar directamente los casos de corrupción, «ha habido una falta de planificación estratégica. Se ha dejado de hacer a todo el mundo y esto ha tenido consecuencias negativas, con un modelo de urbanismo desordenado y con la Junta de Andalucía mirando para otro lado».
Y desde la Junta, blanco de los disparos políticos, el delegado de Obras Públicas, Enrique Benítez, devuelve la pelota al tejado de los ayuntamientos: «Nosotros velamos por el cumplimiento de la legalidad urbanística vigente, pero hay que recordar que las competencias en materia de disciplina urbanística corresponden a los ayuntamientos». Asimismo recuerda que en el año 2005 se creó la Dirección General de Inspección, que «cuenta con recursos humanos adecuados, y que mantenemos una línea abierta de comunicación con la Fiscalía y elaboramos informes puntuales a petición suya», añade.
La Fiscalía tampoco se ha librado de los ataques, por su lentitud a la hora de actuar. «Si hay alguien adelantado en la lucha contra la corrupción ha sido el Ministerio Fiscal, a través de la Fiscalía de Urbanismo y Medio Ambiente y la Anticorrupción. Sin embargo la corrupción ha sido amparada increíblemente en algunos casos por la ciudadanía con su sufragio y los resultados están ahí», afirma el fiscal jefe Antonio Morales, quien reconoce, no obstante, que «se debe hacer autocrítica porque siempre se podría haber hecho mejor».
La Justicia, en general, ha sido reprobada en muchas ocasiones, aunque también ha tenido intervenciones que han merecido del aplauso general, como la del juez Miguel Ángel Torres en el 'caso Malaya'. Al igual que la Fiscalía, se le ha achacado una actuación tardía. «Los jueces actúan cuando les llega la denuncia de la policía, de la Guardia Civil o la querella de un particular. Y así lo han hecho. Creo que la sociedad en general ha reaccionado un poco tarde», afirma el que ha sido presidente de la Audiencia de Málaga durante nueve años, Francisco Arroyo Fiestas.
La proliferación descontrolada de construcciones irregulares provocó en 2009 una actuación singular del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Los agentes peinaron por orden alfabético pueblo a pueblo toda la provincia buscando irregularidades. Esta actuación puso de manifiesto que al final de la década ni una sola comarca de la provincia de Málaga faltaba en el mapa de la corrupción y de las irregularidades urbanísticas.
Ha sido el último golpe contra la corrupción urbanística, pero no ha sorprendido. Al igual que ocurrió en Marbella, en Ronda se veía venir. Eran muchas las denuncias, sobre todo de colectivos ecologistas y de Izquierda Unida, alertando de las presuntas irregularidades en el urbanismo del municipio. El exalcalde de Ronda Antonio Marín Lara, un tránsfuga declarado acogido en las filas del PSOE, se encuentra en el ojo del huracán de la 'operación Acinipo'. El jueves fue puesto en libertad bajo fianza de 150.000 euros. También están imputados tres concejales socialistas que ya han dimitido. Las investigaciones se centran en tres operaciones, entre ellas la polémica urbanización Los Merinos.
Poco más dos años separan las operaciones estrellas de la Fiscalía Anticorrupción en la Costa del Sol. 'Malaya' (2006) lleva un año de juicio, con el presunto cerebro de la trama, Juan Antonio Roca, sentado en el banquillo de los acusados, junto a él otras 94 procesados, entre ellos los exalcaldes Marisol Yagüe y Julián Muñoz, concejales, funcionarios, así como señalados empresarios de la construcción. Herederos del gilismo son también algunos de los imputados en la trama de Estepona. 'Astapa' (2008) llevó a la cárcel al entonces alcalde socialista Antonio Barrientos y a tres antiguos concejales gilistas que se presentaron a las elecciones bajo las siglas PES (Partido de Estepona), pactando la alcaldía para el PSOE. 'Astapa' se encuentra aún en fase de instrucción. Por otro lado, el exalcalde de Manilva, el independiente, Pedro Tirado, detenido en 2005, está aún pendiente de juicio.
El 'caso Almexia' (Almogía en árabe) saltó en 2009, en una intervención del Seprona, que registró el Ayuntamiento y la Casa de la Cultura. Están imputados el alcalde socialista Cristóbal Torreblanca y otras quince personas, entre ellas el arquitecto, el secretario municipal y dos policías locales.
La construcción de más de 11.000 casas ilegales (22.000, según los ecologistas) durante los últimos años está pasando factura a numerosos exalcaldes y exediles, aunque de momento al único que se le acusa de corrupción es al exregidor socialista de Alcaucín, José Manuel Martín Alba. En la 'operación Arcos' (2009), la Guardia Civil halló 160.000 euros en su casa, debajo de un colchón. Martín Alba fue a prisión y dimitió como alcalde. En las elecciones municipales del pasado mayo, se presentó como independiente y salió elegido concejal. Hasta la fecha han sido inhabilitados por delitos urbanísticos el exalcalde de Arenas, Victoriano García Cuadrada (IU); el exalcalde de Cómpeta (dos condenas), Leovigildo López (PP); el exalcalde de Canillas de Albaida, Gregorio Díaz (PP); el de Canillas de Aceituno, José Manuel Aranda (PSOE); el de la Viñuela, Juan Millán (PSOE), y el de Salares, Jorge Luis Fernández (PP).
La consejera de Obras Públicas y Vivienda, Josefina Cruz, anunció en febrero de este año que la Junta estaba trabajando en la elaboración de un decreto para facilitar la regularización de las viviendas construidas en suelo no urbanizable en Andalucía. En la provincia se estima que unas 50.000 edificaciones están fuera de la ley.
El 'caso Troya' (2007) ha llegado ya a juicio. El alcalde de Alhaurín el Grande, Juan Martín Serón (PP), y su concejal de urbanismo, están acusados de recibir dinero a cambio de favores urbanísticos. Martín Serón, que está en libertad bajo fianza y se enfrenta a cuatro años y medio de cárcel, sigue ocupando la Alcaldía, cargo que revalidó con mayoría absoluta en las elecciones de mayo. El pasado viernes negó en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial tener que ver con este asunto.
El otro gran caso de esta comarca es el de Tolox. Su alcalde, Juan Vera (PA), tiene nueve juicios pendientes por la construcción irregular de unas 2.000 viviendas. Este asunto se remonta a 2006, cuando Obras Públicas de la Junta denunció el caso ante la Fiscalía . Dos exalcaldes de IU, el de Alozaina, Antonio Blanco, y el de Carratraca, Óscar Romero, fueron condenados a inhabilitación y dimitieron. Están pendiente de juicio el exregidor de Casarabonela, Sebastián Gómez (PSOE), y el de Guaro, Sebastián Rueda (PSOE).