domingo, 21 de noviembre de 2010

MÁLAGA Mil viviendas y una gran plaza completarán el desarrollo residencial en Teatinos. (SUR)

Los edificios, que ejercerán de puerta de entrada al campus, tendrán catorce plantas de altura y crearán una nueva centralidad. El Ayuntamiento construirá los 288 inmuebles de protección oficial del proyecto.

21.11.10 - 01:22 -

EL PRISMA. Monstruo. (MALAGAHOY)

Nombres absurdos como 'La Isla', fechas que recuerdan a un ataque de Al Qaeda, un proyecto cojo, pequeño y que acumula años de retraso y mucha incertidumbre · Pero siguen las chorradas del Metro

| ACTUALIZADO 21.11.2010 - 01:00
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PRIMERO fue el quebradero de cabeza para que los nombres de las estaciones fueran no sólo política, sino también socialmente correctos. Ese afán llegó al absurdo cuando se nombró La Isla a la parada que debió llamarse Huelin o Héroe Sostoa. Dios nos libre de recordar a un empresario explotador ni a un militar, por mucho que éste combatiera en la Guerra de la Independencia. Aunque para batallas absurdas, las que se libran desde la Administración contra los nombres incrustados en la memoria popular. Ya vimos el fracaso de la iniciativa de llamar Blas Infante al Hospital Carlos Haya. En el caso del Metro, su apeadero se llamará Carranque, ni hablar de prolongar el recuerdo a un odioso aviador franquista.

Luego vino la tontuna de la fecha de inauguración, que ni siquiera será total, sino un montaje de ibertren más electoralista que otra cosa: a las 11:11 del día 11 del noviembre (11) de 2011, usted podrá darse un paseíto en el Metro, pero sólo por la Carretera de Cádiz o el campus de Teatinos. La fecha fijada parece más propia de Al Qaeda que de una institución pública seria, como el medio de transporte que se pondrá en servicio. Habrá que ver si la Junta se atreve a cobrarlo o si le da por poner recorridos gratis, todo sea con tal de arañar votos en las autonómicas de 2012. Hasta 2013 no se espera abrir las líneas 1 y 2, y ni siquiera completas entonces, puesto que el tramo de la Alameda Principal y el Parque sigue sin fecha de inicio de obra definida.

La última ocurrencia de los responsables del Metro de Málaga la hemos conocido esta semana. El diseño de los trenes (lo de llamarlos así es otro eufemismo, pues en realidad aquí tendremos un tranvía). Ojo fenicio, colores picassianos y líneas que recuerdan a la constelación de Taurus. Así que no tendremos trazado del Metro sino un signo del zodiaco. De seguir así, la próxima rueda de prensa será para anunciar que Rappel será el maquinista. Y, por supuesto, María Gámez se hará una foto con él.

Ante semejante colección de chorradas, va siendo hora de pedir un poco de seriedad a los responsables de Ferrocarriles Andaluces. No se puede escurrir el bulto de los problemas de comunicación del PTA trasladando la patata caliente a Fomento. No se debe olvidar que la primera fecha que se prometió para inaugurar las dos líneas, completas, fue febrero de 2009. No hay que demorar más el inicio de las obras en la Alameda Principal. Y, desde luego, no es admisible que la línea 3 hasta El Palo y Rincón de la Victoria sea una fantasía que sólo se rescata en periodo electoral y que encima se haya diseñado urbanísticamente tan mal, desaprovechando la oportunidad de transformar el paseo marítimo.

Más que a la constelación de Tauro, los vagones del Metro deberían llevar un dibujo de Quimera, otra criatura mitológica griega. Monstruo de tres cabezas, una de macho cabrío, otra de león y otra de dragón, que vomitaba fuego. En eso se ha convertido el proyecto de ensueño que debía transformar Málaga: en una pesadilla que lanza fuegos artificiales de colorines.

MALAGA. Hospital Noble. Donde el ladrillo rojo se hace historia. (MALAGAHOY)

Desde su fundación en 1870 hasta la actualidad, el Hospital Noble es un hervidero estimulante para la imaginación: no faltan tallas misteriosas, animales imprevistos ni fantasmas

PABLO BUJALANCE / MÁLAGA | ACTUALIZADO 21.11.2010 - 01:00
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En pocos edificios el estilo neogótico se hace tan rotundo en Málaga como en el Hospital Noble. La actual sede del Área Municipal de Medio Ambiente y de Emasa no sólo es uno de los inmuebles más hermosos de la ciudad: también es uno de los más repletos de historia, lo que le confiere cierto espíritu que todavía se filtra en el visitante, por mucho que sus estrechos pasillos y sus sótanos hayan quedado ocupados en su totalidad por despachos y oficinas. Basta atravesar sus bellos jardines victorianos, su imponente fachada con su original puerta de madera y los arcos que por doquier se disponen, a la manera de testigos mudos de las tragedias shakesperianas, para que un ligero temblor asalte la conciencia. El mismísimo Edgar Allan Poe, que bien supo de sanatorios y beneficencias, daría aquí rienda suelta a sus demonios. Si queda en pie en Málaga un lugar idóneo para dar rienda suelta a la creación literaria, éste es el Hospital Noble.

La historia de esta institución (que detalló espléndidamente la directora del Archivo Municipal, Mari Pepa Lara, en un artículo publicado en 2005 en la revista Isla de Arriarán) es, ciertamente, la historia de la beneficencia en Málaga. Su primer impulso vino de la mano de los herederos del doctor José Guillermo Noble, natural de Frisby (Leicester, Inglaterra), quien vivió en Málaga y murió en su fonda de la Alameda el 6 de enero de 1861 a causa del cólera. Sus herederos, siguiendo un viejo deseo del pionero, decidieron instalar en La Malagueta un hospital auxiliar para vecinos y marineros de todas las naciones que por aquel entonces llegaban diariamente a uno de los puertos comerciales más importantes de España. Tras la cesión gratuita de los terrenos, un farragoso trámite burocrático que se prolongó durante años y unas obras complejas que precisaron la intervención de varios arquitectos (la más notoria fue la de José Trigueros y Trigueros, que firmó los planos pero no dirigió la actuación), finalmente se incorporó el inmueble a la ciudad el 24 de septiembre de 1870. En 1875 se entregó a la Junta de Damas de Julia Grund de Heredia, una de las instituciones benéficas más importantes de la ciudad, vinculada a las Hermanas de la Caridad. Los servicios del centro resultarían decisivos para muchos malagueños sin recursos, pero también para muchos extranjeros llegados por mar: el caso más relevante fue el de la fragata alemana Gneisenau, naufragada frente a las costas de la ciudad el 16 de diciembre de 1900; cientos de marineros fueron ingresados y sanados en sus dependencias, lo que llegó a agradecer el emperador alemán Guillermo II con numerosos y valiosos presentes. En 1923 el Hospital Noble pasó a manos de la Junta de Damas de la Cruz Roja bajo la dirección de Gálvez Ginachero, y en 1931 fue cedido a la beneficencia municipal en una polémica incautación republicana. Después de la Guerra Civil mantuvo su adscripción al Ayuntamiento (compartió su titularidad benéfica con la del seguro de enfermedad de empleados municipales) pero su asistencia se cedió a las Hijas de la Caridad. En 1965 fue objeto de una amplia reforma, y hasta 1988 siguió atendiendo a pacientes en sus instalaciones.

Toda esta gran Historia se traduce en múltiples historias con minúsculas. Muchas de ellas se inscriben a finales de los 80, con la salida de las monjas y el final del proceso de implantación de las oficinas municipales. Hubo un caso que algunas fuentes cercanas recuerdan aún con estupor: después de recoger sus pertenencias, las Hijas de la Caridad tomaron la talla de un Cristo a tamaño natural que presidía la capilla y, sin saber qué hacer con él, decidieron dejarlo provisionalmente sobre una camilla, tapado con una sábana, en una de las salas que en su día albergaron el depósito de cadáveres. El mismo día procedieron a una visita algunos concejales de la entonces corporación socialista, y al ver entre las sombras del antiguo y lóbrego mortuorio una figura tan quieta se llevaron un susto de los que hacen época. El pánico se disparó cuando creyeron intuir que asomaba una mano agujereada cubierta de sangre, pero ni siquiera se atrevieron a encender la luz. Sólo cuando llegó la policía, alertada de tan horrible hallazgo, se aclararon los hechos.

Del tránsito de la naturaleza religiosa a la municipal se conservan otros relatos y vestigios. Justo al lado del acceso principal el visitante puede encontrar una capillita estratégicamente camuflada, en cuyo interior se venera la figura de un Cristo del Sagrado Corazón que también perteneció a las Hijas de la Caridad. En la pequeña habitación, convenientemente adecentada y dotada de dos bancos, nunca faltan flores, velas ni promesas a la imagen. Además, en la iglesia del antiguo hospital, en la que la cofradía del Descendimiento conserva sus tallas, no pocos feligreses asisten cada día a la liturgia. Pero otros elementos heredados de aquella adscripción religiosa resultan menos amables: el Hospital Noble es popular entre los amantes del esoterismo dada la leyenda que atribuye la existencia de un fantasma en su seno. Entre quienes fomentan la leyenda circulan testimonios de quienes aseguran haber visto a un alma en pena tocada con la sotana de un sacerdote, y hay quienes vinculan este espíritu a un párroco que a mediados del siglo pasado ejerció sus servicios en el Noble y que, al parecer, no disfrutaba de muy buena fama. Más allá de la mitología, algunos empleados de Emasa y el Área de Medio Ambiente prefieren esperar a entrar a las oficinas cuando ya lo han hecho otros compañeros; fuentes consultadas por este periódico hablan de cajones abiertos inesperadamente y de inexplicables desórdenes.

Por su arquitectura y disposición, el Hospital Noble parece el marco ideal para historias que, de otra manera, difícilmente podrían ambientarse en Málaga. Hasta hace muy poco, por ejemplo, los árboles de los jardines, incluidas las palmeras, acogían a numerosas ardillas, que hacían las delicias de usuarios y visitantes; hoy ya no quedan roedores trepadores, y éstos han sido sustituidos por el temible picudo rojo (en todas las palmeras pueden distinguirse los signos del tratamiento al que son sometidas para evitar la plaga). Quién sabe, en cuántas noches de larga espera, las anécdotas que compartieron internos, familiares, religiosas, cadáveres recogidos en plena calle y otros actores, en este templo alzado junto al mar en el que muerte y vida se han dado la mano tan a menudo.

MALAGA. La mayor necrópolis emiral. (MALAGAHOY)

En el subsuelo de las calles Sebastián Souvirón y Olozaga yacen cerca de 200 cadáveres de entre los siglos VIII y IX hallados en apenas 300 metros de solar y en buen estado de conservación

ROCÍO ARMAS / MÁLAGA | ACTUALIZADO 21.11.2010 - 05:00
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CIS Arqueología se encarga de los trabajos en este solar del centro.

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Cuando se trata de documentar el pasado musulmán de Málaga, el centro histórico se erige en fuente inagotable de información. A estas alturas no es de extrañar que tras cada nueva construcción que se emprende, el subsuelo eleve la voz para reivindicar su lugar en la historia. El pasado año las catas en los almacenes de la plaza Félix Sáez revelaron un cementerio islámico fechado en el siglo X con 90 cadáveres. A pocos metros los arqueólogos han ubicado su continuación, la primera y mayor necrópolis islámica hallada en la ciudad de época emiral, de entre los siglos VIII y IX, con 200 inhumaciones documentadas en apenas 300 metros cuadrados de solar. Entre las calles Sebastián Souvirón y Olozaga, el equipo de CIS Arqueología, comandado por Carmen Íñiguez trabaja ya en la tercera y última fase de esta operación, iniciada en 2007.

"Después de la conquista cuando se establecen los musulmanes en la ciudad, las inhumaciones son aún muy precarias. Son fosas excavadas en línea de costa aprovechando la arena blanda", detalla Íñiguez. La primera vez que se constató la presencia de una necrópolis de esta características en la zona de costa fue en la excavación de Plaza de la Marina en 1988, " en niveles inferiores se documentaron unos cuantos enterramientos, lo que no sabíamos era el alcance y la extensión de la necrópolis. De la plaza de la Marina hasta aquí, en la calle Olozabal", añade la arqueóloga.

A tres metros de profundidad respecto a la cota actual de calle, se encuentra este cementerio que se está excavando en su totalidad, junto a estudios de antropología física que permitirán determinar el sexo, la edad de los cuerpos en el momento de la muerte, además de las enfermedades. Aún así, por la patología que presentan los huesos se sabe que "algunos de los cuerpos adultos están afectados de brucelosis, conocida popularmente como fiebre del Malta", apunta la directora.

Uno de los hallazgos que más ha sorprendido al equipo es la aparición de restos de las extremidades inferiores de un feto de seis meses de gestación. Significativo resulta también el hallazgo de inhumaciones mixtas: dos casos de madres enterradas con un niño y un bebé "y dos jóvenes masculinos abrazados y enterrados juntos a un tercer individuo asociado a esa tumba", añade Íñiguez .

Algunos cuerpos presentan síntomas de daños por las posteriores construcciones de pozos sépticos y de agua potable. "Una vez que se abandona la necrópolis se colmata y se construye encima. En el siglo X toda esta zona se urbaniza, forma parte ya de la ciudad. Constituyendo un importante barrio de tipo artesanal" relata. Durante el proceso de excavación, en el que se han documentado cuatro niveles salió a la luz, en el primer nivel, un enterramiento mixto de humanos y fauna con fragmentos de huesos y cráneos , en el que, en principio se han documentado restos pertenecientes a bóvidos y équidos".

Una vez realizado la mayor parte del trabajo de campo, los expertos han podido constatar datos cómo el tipo de enterramiento en consonancia con los usos de la época y religión. "Todos están enterrados siguiendo el ritual islámico: posición fetal con la colocación del cuerpo de cúbito lateral derecho y con el cráneo mirando a la Meca, "sur o sureste, en este caso, mirando al mar", sostiene Íñiguez. Se trata de tumbas simples, excavadas en fosas, no en cajas, y con sudario. "Tenemos muchos ejemplos de cuerpos que en el momento del enterramiento se sujetan con fragmentos de ladrillo o cantos rodados recogidos del Guadalmedina delimitando la cabeza, extremidades, cadera y mandíbula para que la boca no se abra", explica Íñiguez.

Una zona de la necrópolis está totalmente sellada con materiales del siglo IX, preludio de lo que acontecería en periodos posteriores. "Entre finales del IX y comienzos del siglo X es cuando se ubica la necrópolis en la famosa Yabal Faruh Entre", recuerda la arqueóloga para referirse a la mayor fosa islámica de Málaga, que abarca desde el monte de Gribralfaro hasta El Ejido, y del siglo X al XV.

En 2007, cuando se iniciaron las primeras catas salieron a relucir los restos de una fondac, una especie de alhóndiga de casi unos 300 metros de extensión, además de los vestigios de un barrio artesanal. "De Especerías hasta Atarazanas se llevó a cabo una de las ampliaciones urbanísticas más importantes en época islámica, constatada desde el siglo X al XV", relata. La documentación aportada por los Repartimientos relata cómo la alhóndiga se dona a una familia cristiana "y continúa siendo un mesón después de la conquista castellana", sostiene Íñiguez.