domingo, 26 de septiembre de 2010

MÁLAGA Así sería el parque Benítez que piden los malagueños. (SUR)

Ante el clamor ciudadano suscitado esta semana, SUR ha realizado una recreación del futuro espacio verde sobre el antiguo campamento

26.09.10 - 01:53 -
Recreación: En este fotomontaje se puede ver de un vistazo cómo sería. Se trata de una hipotética recreación. Mueva la pestaña para ver el aspecto actual del Campamento Benítez y cómo podría llegar a ser.
Un espacio verde. Un pulmón para la ciudad donde ahora sólo hay un terreno en estado de abandono. El antiguo campamento Benítez debe ser el gran parque de la capital. Esa es la petición clara y contundente de los malagueños. Representantes de partidos políticos, asociaciones de vecinos y agentes sociales se han expresado de forma unánime a favor de que el antiguo recinto militar, cerrado a cal y canto desde hace quince años, se transforme en un parque metropolitano y se abra para uso y disfrute de los ciudadanos.
Ante el clamor popular, SUR ha realizado una recreación de cómo quedaría ese futuro parque verde en las 28 hectáreas del campamento Benítez. El enclave, situado en el límite entre Málaga y Torremolinos, goza de muy buenas comunicaciones por carretera y por el tren litoral, cerca de la playa y en las proximidades de un centro de ocio como es Plaza Mayor.
Para abrirlo al público habría que hacer una limpieza profunda de los casi 300.000 metros cuadrados de terreno, así como sanear y rehabilitar la importante masa arbórea existente, compuesta por abundantes especies, entre las que destacan los ejemplares de pinos carrascos, palmeras, eucaliptos y cipreses.
También habría que recuperar los jardines que había cuando el campamento funcionaba (se cerró en 1995), situar fuentes, bancos, pérgolas, cenadores y demás elementos ornamentales necesarios en un parque, así como crear caminos para pasear. Igualmente, podría reconvertirse en un estanque la piscina que se utilizaba en el campamento.

MÁLAGA Barrios paralizados, vecinos sin servicios. (SUR)

Quince mil nuevos residentes viven en las zonas en crecimiento de la provincia sin equipamientos

26.09.10 - 01:54 -

ESTEPONA Obras en punto muerto. (SUR)

EL PROYECTO

Obra: Remodelación de varias calles del centro histórico de Estepona, en el entorno del Ayuntamiento.
Presupuesto: Cerca de un millón y medio de euros. La Junta había subvencionado la obra con más de un millón y el resto debía pagarlo el Ayuntamiento.
Calles: Los trabajos afectarían a las vías Viento, Villa y a la plaza Augusto Suárez de Figueroa, en pleno centro de la ciudad.
Los apuros económicos del Ayuntamiento de Estepona pueden volver a jugar otra mala pasada. El entorno del Consistorio lleva un año pendiente de que se inicien las obras de remodelación en varias calles del centro histórico. Para ello, el municipio contaba con una subvención de más de un millón de euros de la Junta de Andalucía. Casi la totalidad del coste de los proyectos. El Ayuntamiento sólo tiene que aportar un pequeño porcentaje económico. Sin embargo, las arcas no tienen recursos monetarios para afrontar la parte del proyecto que no está cofinanciado, esto es, unos 400.000 euros.
Y no sólo eso. El asunto es más peliagudo. Parte de esta subvención autonómica se ingresó en las cuentas del Ayuntamiento esteponero (unos 400.000 euros), pero se le dio otro uso. Se destinó para el pago de gasto corriente. Ahora, si la obra no se acomete, este dinero se tendrá que devolver. Hasta el momento, la administración autonómica no ha reclamado esta cantidad al Consistorio, según explicó el concejal de Infraestructuras, Eduardo Alarcón. Es más, el Ayuntamiento está intentando una prórroga para conseguir la cuantía necesaria para poder iniciar las obras. «Cuesta lo mismo buscar esa partida presupuestaria para pagar lo que nos corresponde que lo que habría que devolver por la subvención recibida», consideró el edil del área.
Crédito extraordinario
Estos hechos fueron puestos en conocimiento de la Intervención municipal, que en un escrito indicó que no existe partida presupuestaria para acometer estos trabajos. «No los hemos empezado porque no queremos que se queden las calles levantadas ante la falta de dinero para pagar a la empresa», esgrimió el concejal del área, que dijo que la solución pasa por crear un expediente de crédito extraordinario.
En todo este batiburrillo, el Ayuntamiento formalizó en diciembre de 2009 con la UTE Diego Soto SL y M.B. Hormigo, SL el contrato de obras para la remodelación de las calles Viento, Villa y plaza Augusto Suárez de Figueroa. Las empresas depositaron sus avales; unas cantidades que ahora están reclamando. Para ello han presentado un escrito en el Consistorio esteponero con el fin de que se les abone el dinero puesto como aval si no se va a iniciar la obra.
El proyecto de remodelación del entorno del Consistorio contemplaba por una parte la reforma de las calles Viento, Adolfo Suárez de Figueroa y Botica y por otra, el tramo de comprendido entre Caravaca y Santa Ana. Esta es una de las zonas más emblemáticas del casco histórico, que tiene en sus alrededores el mercado municipal y el castillo de San Luis, declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Se contemplaba la mejora del pavimento, de las infraestructuras de saneamiento y la renovación de las redes de telecomunicaciones, entre otras obras.
Vertidos fecales
En la actualidad, el Ayuntamiento -con personal municipal- acomete unos trabajos en la calle Viento para evitar los vertidos fecales que se estaban produciendo por una rotura en las canalizaciones. La obra, iniciada hace un par de meses, ha levantado las críticas del edil no adscrito Rafael Montesinos, que considera que se debería haber aprovechado esta actuación para ejecutar la reforma integral del saneamiento de aguas y la instalación de alumbrado y telefonía, para evitar que posteriormente se vuelva a reabrir una obra ya ejecutada para completar los proyectos que faltan.

MOCLINEJO La vivienda de las tres erres. (SUR)

Antonio Montañez tardó solo un año en terminar el inmueble, que tiene 300 metros distribuidos en cinco plantas. Un carpintero se construye en una pedanía de Moclinejo una casa-museo hecha a partir de la sencilla regla de reducir, reutilizar y reciclar
26.09.2010 -
EUGENIO CABEZAS eugeniocabezas@gmail.com
MOCLINEJO.
La vivienda de las tres erres
Imagen exterior de una de las fachadas de la Casa Museo de la Axarquía, situada en la pedanía de El Valdés, en Moclinejo. :: E. CABEZAS
Una casa hecha a partir de la regla de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar. Así podría calificarse la original vivienda que se ha construido el empresario de cocinas Antonio Montañez en la pedanía donde nació, El Valdés, perteneciente al municipio de Moclinejo.
El inmueble ha sido levantado a lo largo de los últimos años utilizando únicamente materiales de derribo y restos de obras. Su dueño, una vez terminada, la ha convertido en un museo en el que expone útiles de labranza ya en desuso, así como pinturas y esculturas de artistas de la comarca más oriental de la provincia.

El autor de esta obra de cinco plantas y 300 metros cuadrados de superficie total dice todo comenzó «como un sueño», con la idea de construirle a su padre una casa en su localidad natal, gracias a los materiales que a diario recuperaba de demoliciones en pleno auge del sector del ladrillo.

El sueño se plasmó en realidad en apenas un año, «un tiempo récord» en el que Antonio Montañez, «sin tener ningún proyecto concreto», ejecutó una vivienda de corte modernista, en la que ninguna ventana es igual a la siguiente y que está rematada por un torreón lleno de colores al más puro estilo Gaudí.

«Me gusta mucho el colorido y la armonía que encierra el contraste de colores, y empecé a pensar en cada elemento, en cada parte, para darle a cada una un quiebro diferente». Este carpintero de 59 años ha bautizado su creación como Casa Museo de la Axarquía y desde este pasado verano, el primer sábado de cada mes, puede visitarse de forma gratuita de manera individual o en grupos guiados.

«No me planteo alquilar la vivienda y que sirva como alojamiento rural, ya que contiene tantos elementos que sería imposible que no se perdiese algo, y por ello, lo que quiero es que la gente venga a visitarla y disfrute de su contenido, de la misma manera que yo disfruto al enseñarla», confiesa Montañez. Un recorrido por esta singular construcción es un viaje al pasado agrícola, popular y festivo de la Axarquía, con la contemplación de útiles de labranza de todo tipo, como el azadón que actúa a modo de veleta.

El tejado posee veinticuatro aguas y pequeñas pirámides con mosaicos en los que aparecen diferentes cepas con sus racimos de uvas, las barandas de las escaleras cuentan con esculturas de camaleones, mientras que las puertas están talladas con relieves que incluyen las flores y frutos de la comarca. La cerrajería de la barandilla que conduce a la bodega está especialmente confeccionada para albergar una botella de cada uno de los vinos de la Axarquía.

En el resto de la casa, la forja de las barandas está diseñada para acoger pequeños estuches de pasas, algunos con más de cien años de antigüedad. «Yo pensaba en todo lo bueno de la Axarquía y me iba siendo fácil dar contenido a la vivienda con piezas de artes populares y aperos de labranza», confiesa Montañez, quien también se ha empeñado en hacerse con una representación de la obra de los pintores, escultores y ceramistas más reconocidos de la Axarquía. Así, la Casa Museo cuenta con trabajos de una treintena de artistas como Francisco Hernández, Evaristo Guerra o José Casamayor.

MARBELLA. La rebaja de las multas urbanísticas no atrae a más promotores a Marbella. (LAOPINION)

El Ayuntamiento negocia con una veintena de constructores la regularización de sus inmuebles


El planeamiento de Marbella tiene por delante aún 8 años de gestión.
El planeamiento de Marbella tiene por delante aún 8 años de gestión.

PRINCESA SÁNCHEZ. MARBELLA Una veintena de promotores negocian la regularización de sus inmuebles en Marbella. Es la misma cifra que lo hacía en julio, un mes y medio después de que entrara en vigor el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Marbella. Todo ello, a pesar de que, también en julio, la junta de gobierno local aprobó reducir en un 75% la cuantía de las sanciones urbanísticas.


La rebaja, recogida en la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía, «facilita mucho más las cosas», indicó el concejal de Urbanismo marbellí, Pablo Moro. El edil reconoce que ha aparecido algún que otro promotor mas para interesarse por regularizar su situación. No obstante, recuerda que acaba de pasar el verano. El Ayuntamiento retoma ahora las conversaciones después de los meses vacacionales.


La normalización y la reducción de las sanciones urbanísticas son dos procesos relacionados pero independientes. En cuanto al proceso de legalización, el PGOU establece un período de un año para que tanto las comunidades de propietarios como los promotores puedan negociar voluntariamente las compensaciones que deberán pagar para legalizar sus viviendas.

Sanciones
Cualquier ciudadano multado por el Consistorio tras haber cometido una irregularidad urbanística puede acogerse a la oferta municipal. Para ello, su inmueble debe ser legal o estar incluido en el proceso de legalización que establece el nuevo planeamiento.


La reducción del 75 por ciento de la cuantía de la sanción le obliga a aceptar su responsabilidad y a renunciar a iniciar cualquier acción administrativa o judicial en contra de la administración local. También, a regularizar su casa.
Marbella acumula 16.500 viviendas pendientes de normalizar. El sistema de compensaciones, establecido en el PGOU, pretende recuperar parte de esas potenciales áreas libres y equipamientos públicos que fueron sustituidos en su día por bloques de edificios. La dificultad radica en que, para ello, alguien tiene que vender las parcelas que el planeamiento dibuja como infraestructuras públicas y alguien, después, tiene que comprarlas.


El gobierno del PP en Marbella es optimista y cree que los pasos dados hasta el momento son los acertados. La Junta de Andalucía le apoya. No en vano, ambas instituciones aprobaron el Plan General el pasado enero.
Quienes no están tan satisfechos son los dueños de los inmuebles ilegales. Incluso, aquellos cuyas propiedades pueden legalizarse.


El Consistorio les asegura que se limitará a perseguir a los promotores, transcurrido el año de negociación voluntaria, y nunca a los llamados terceros de buena fe. Sin embargo, los meses transcurren sin novedad.
Mientras, el PGOU sigue en trámite. Es un documento «vivo» que aún se corrige. Por delante, quedan al menos ocho años de gestión.

MALAGA. El origen invisible. (MALAGAHOY)

Levantado en la ladera sur del monte Gibralfaro, este enclave constituye el 'Big Bang' de la ciudad y atesora en una superficie tan breve como oculta miles de años de Historia y civilización

PABLO BUJALANCE / MÁLAGA | ACTUALIZADO 26.09.2010 - 01:00
A menudo el urbanismo de Málaga parece haber sido diseñado por Pablo Picasso: imprevisible, abrupto, atroz, descompensado. Un reflejo de la realidad con todas las constantes llevadas al límite. Con frecuencia hay que mirar a las alturas para no perder detalles que en otras ciudades casi salen al paso, o prestar la atención escrupulosa del entomólogo para dar con rastros más que significativos sobre el pasado de esta plaza mediterránea. Muchos malagueños desconocen que su ciudad tiene un barrio llamado Campos Elíseos, a pesar de que en el catálogo de la distribución municipal del Ayuntamiento aparece como tal; y sin embargo, este enclave, apenas una pizca de terreno estrecho dispuesto como en una zanja, se encuentra en una de las zonas más transitadas de la urbe. La calle Campos Elíseos es paralela al Paseo Reding y transcurre desde la Coracha hasta la Cañada de los Ingleses, en la ladera sur del monte Gibralfaro, coronado en esta sección por el parador y el castillo. Con la Alcazaba como frontera natural, este paraje reúne, en pocos metros cuadrados, miles de años de Historia y civilización; pero lo hace de manera completamente silenciosa, sin signos visibles. Hay que saber, imaginar, comprender que esta altura resultaba estratégica por su posición frente al mar a todos los pueblos que conquistaron y se dejaron conquistar desde los fenicios hasta los árabes. Según la mitología griega, los Campos Elíseos ocupaban la sección subterránea del Infierno reservada a los hombres virtuosos y a los guerreros valientes, quienes tenían asegurada una eternidad llena de placeres, sosiego y paisajes floridos para su recreo. De alguna manera, con las salvedades que haremos después, y teniendo en cuenta esta premisa, el nombre de Campos Elíseos encaja con acierto en este trozo de ciudad oculto al trasiego cotidiano y paradójicamente clavado en su centro. Con más propiedad, si se quiere, que en el caso de la popular avenida parisina, donde todo salta demasiado a la vista.

Es una mañana lluviosa en la que miles de turistas que han llegado a bordo de nada menos seis cruceros se pasean a sus anchas entre la Coracha y la Alcazaba, fastidiados en parte por no poder hacer las fotos idóneas pero dispuestos a no dejarse incomodar por los intermitentes chaparrones. Y es aquí, a este lado del horrible túnel, donde comienza un trayecto en dirección contraria mucho menos concurrido.
Transmutado en laberinto digno de Teseo, el promontorio que una vez fue la Coracha ha puesto empeño en borrar de su anatomía lo que fue una vez, aquella estampa de casas blancas y macetas de geranios que, sumida en su ruina, desapareció disuelta en esta escalera de arisco firme que nadie comprende.
Resulta casi incómoda la manera en que aquel pasado, todavía reciente, casi ni se percibe. Del mirador quedan las vistas, privilegio para quien todavía disfrute del sencillo hecho de mirar al mar, y el restaurante MR1 despliega su más que atractiva carta en un balcón donde el tiempo parece pararse. Justo al lado, con acceso desde aquí mismo, el Museo del Patrimonio Municipal mantiene su singular lucha arquitectónica con el entorno, como un pulso brindado a base de cemento y cristal. Ya desde el primer tramo del Paseo Reding hay varios accesos a Campos Elíseos, como el que se ofrece desde el hotel IGH Elíseos; todos ellos se esparcen en callejuelas donde conviven casas antiguas que mantienen a duras penas el esplendor de antaño con ejemplos de la arquitectura en bloque de los 70, angular, sosa, funcional, próxima al realismo socialista. En estas venas los caminos se tuercen como en ciertos recodos lisboetas: de repente, la ciudad se pliega hasta situarse de espaldas a sí misma, en esquinas y cruces resueltos en pocos pasos. En este paisaje de ventanas cerradas y aparatos colgantes de aire acondicionado, como un nido industrial, no hay mucho que hacer. Un empleado de Endesa visita los domicilios para leer los contadores: es todo el material humano que vamos a encontrar en este barrio, mientras a diez metros, al otro lado de los edificios que aquí actúan como muros infranqueables, el atasco de tráfico alcanza ya proporciones notables y la gente corre como loca para llegar a tiempo a quién sabe dónde.

La mejor manera de surcar nuestro objetivo es mediante el cruce del Paseo Reding con la misma calle Campos Elíseos, que da nombre al barrio. A partir de aquí todo es cuesta arriba y a pesar de la lluvia hace calor, pero merece la pena ir descubriendo la escena poco a poco, como un plano de apertura típico de Angelopoulos. La ladera del monte se ofrece rotunda, soberbia, y a la vez intervenida, mordida y arrebatada a su antigua entereza. Tras una valla en apariencia débil se dispone toda la altura cubierta de pinos, un bocado de bosque mediterráneo alzado a dos pasos del centro. El panorama es, sin embargo, desolador: tanto la tierra intacta como las aceras presentan un inconsolable aspecto de abandono. El área es en realidad un enorme WC para perros y un vertedero donde se pueden encontrar las basuras más pintorescas. Desde el parador de Gibralfaro hay que afinar bastante las pupilas para percibir tal desastre, así que los turistas y los personajes pudientes que suben a tan emblemático establecimiento para tener la mejor vista de la plaza de toros no verán enturbiada su hazaña; pero resulta que aquí abajo vive gente.
Entre ellos el alcalde, Francisco de la Torre, el vecino más ilustre del barrio, aunque por supuesto sus vistas no dan al monte sino a la Plaza del General Torrijos. A la suciedad se une el espinoso asunto de la inseguridad: una vecina que asoma al fin entre una hilera de coches asegura que no es recomendable pasear por aquí de noche, ya que son frecuentes las visitas de intrusos que vienen "a hacer de todo, aprovechando que aquí están apartados pero muy cerca del centro". El final de esta cuesta queda coronado por la fabulosa torre de doce pisos que corona cual atalaya la popular panorámica de la misma Plaza del General Torrijos; a sus espaldas, los pinos ondean silenciosos y en el aire circula su aroma, impulsado por la lluvia.

Fue aquí, en esta sección estrecha, donde tras los primeros asentamientos costeros en lo que hoy es la calle Alcazabilla tuvo Málaga su particular Big Bang. Bajo este mismo suelo ganado a la ladera del monte se encontraron enterramientos fenicios practicados hace 2.500 años que arrojaron una luz inestimable a las investigaciones sobre la antigua cultura del Líbano. Y paseando por este rincón de silencio, donde el mar sube a la boca como una presencia divina, se comprende que la tan ansiada (y desestimada, por tantas veces) conexión entre Gibralfaro y la Alcazaba no sólo no es un imposible, sino que cualquier lógica la contemplaría como opción necesaria. Romanos y árabes vigilaron desde esta altura, la misma, el mismo horizonte. Y aquí sigue, arrebatada, latente. Como un nido en el vacío.