lunes, 28 de septiembre de 2009

ESTEPONA Un proyecto urbanístico amenaza las dunas del Saladillo. (SUR)

Los propietarios de una finca frente a la playa de Casasola quieren construir antes de que el deslinde de Costas lo impida.

Una fauna rica y variada, con especies protegidas que conviven con importantes yacimientos arqueológicos hacen del espacio natural Saladillo-Matas Verdes de Estepona uno de los lugares singulares que lucha por sobrevivir a la actividad urbanística. El planeamiento vigente califica esta zona como suelo urbano programado. Un proyecto urbanístico presentado en el Ayuntamiento de la localidad pretende poner en jaque todo este espacio medioambiental. Para uno de los investigadores sobre el valor de esta zona, José Zotano, las prisas de sus promotores para que se apruebe «in extremis» un plan parcial que permita construir un complejo hotelero se explican por el avance del nuevo PGOU, donde las dunas son reconocidas y catalogadas como zona verde.

«Igualmente, la premura responde a la necesidad de adelantarse a la última propuesta de delimitación del dominio público realizada por Demarcación de Costas donde el complejo dunar queda incluido dentro del deslinde marítimo-terrestre en su totalidad», explicó el profesor. La finca donde se pretende construir, en la playa de Casasola, es de propiedad privada. «Si se produjera lo indeseable, asistiríamos al mayor delito ambiental consentido y producido en Andalucía en los últimos 40 años», señaló.

Ejemplares únicos
La clave del asunto se encuentra ahora en la delegación municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Estepona. El responsable del área y alcalde de la localidad, David Valadez, aseguró que la intención del Consistorio es preservar este espacio de gran valor medioambiental.

Las alternativas para ello son múltiples: «Las dunas todavía pueden salvarse si se aplica la Ley de Costas y se realiza la expropiación forzosa a través del programa de adquisición de fincas del Ministerio de Medio Ambiente; si se declara espacio protegido o si hay voluntad política en la ordenación del territorio», apuntó Zotano.

Rincón amplía su fachada. (SUR)

El Ayuntamiento proyecta prolongar el paseo marítimo hacia Torre de Benagalbón. Los vecinos reivindican un diseño natural integrado en el entorno.


El municipio de Rincón de la Victoria tiene una deuda pendiente con los vecinos de Torre de Benagalbón: el paseo marítimo en sus 3,5 kilómetros de litoral, desde el arroyo Granadilla al arroyo Santillán. Y es que se trata del único núcleo rinconero que aún carece de esta infraestructura.

Esta semana el Ayuntamiento ha anunciado que la Demarcación de Costas, a instancias del equipo de gobierno de Rincón de la Victoria (PSOE-PSIRV), ha iniciado los trámites administrativos para la contratación de la asistencia técnica para la redacción del proyecto de construcción del esperado nuevo paseo.

El anuncio ha sido recibido con gran interés por parte de los vecinos de la zona, quienes consideran que el desarrollo del sector reportará grandes beneficios ya que vendrá a ordenar la primera línea de playa.

«Llevo siete años viviendo aquí y ya entonces prometían que lo iban a hacer», afirma Pepa Rodríguez, una vecina que reside en la zona de la antigua estación de ferrocarril. Y continúa: «Por un lado nos da pena que deje de ser una zona virgen porque perderá un poco de su encanto, pero por otro lado se revitalizará mucho».

El principal problema lo presentan actualmente los vehículos que acceden al carril habilitado junto a la arena, levantando una gran cantidad de polvo. «Estaría muy bien que se abrieran cafeterías y tiendas porque ahora no se puede ni pasear», añade.

José Antonio Miranda, otro vecino, considera que la zona ya está llena de construcciones por lo que, a su juicio, sería «una tontería» dejarlo virgen, «ya que ya de por sí no es una zona salvaje», apunta.

Para los deportistas
María José Fernández, por su parte, es de las que aprovecha el paseo marítimo de La Cala del Moral y Rincón de la Victoria para hacer deporte. «Mucha gente se da la vuelta cuando acaba el paseo de Rincón porque en esta parte los coches te llenan de polvo y es muy incómodo», indica al tiempo que celebra su prolongación.

Sobre el diseño del futuro paseo marítimo, las dos asociaciones de vecinos de Torre de Benagalbón están de acuerdo en reivindicar un espacio natural y acorde con el entorno. «Hace años nos reunimos con Costas y les planteamos que no queremos un paseo marítimo de cemento como el de Rincón de la Victoria y el de Torre del Mar», explica Juan Márquez, presidente de la Asociación de Vecinos de Los Rubios.

En su lugar, se decantan por un proyecto similar al que se ha ejecutado en el Peñón de Cuervo. «Allí han hecho caminos de albero prensado, haciendo curvas, para evitar el tránsito de bicicletas», afirma el presidente, quien también considera fundamental que se instalen más zonas ajardinadas y plazas de aparcamiento.

De la misma opinión es Eduardo Ballesteros, presidente de la Asociación de Vecinos Torresol, aunque considera que hay otras prioridades más urgentes que solucionar antes, como la puesta en marcha de un consultorio médico o «acabar de asfaltar las calles del núcleo para poder vivir mejor». Ballesteros considera que el Consistorio debería volcar camiones de grava dos veces al año para evitar la polvareda que levanta el tránsito de vehículos.

Accesos privados
«En un kilómetro y medio sólo hay cuatro accesos abiertos a la playa, el resto son privados», denuncia Manuel Sánchez, presidente de la Asociación de Empresarios Hosteleros, AEHMURV. «Es una playa muy sucia donde se acumulan matorrales y bolsas de basura», critica Sánchez.

El Ayuntamiento cuenta con dos proyectos básicos que definen el modelo de la futura ampliación. Uno es de 1995 y está redactado por Manuel Béjar, ingeniero de Costas, y Miguel Ángel Plaza, jefe de servicio del área de Urbanismo del Consistorio. El segundo, fechado en 2001, fue encargado a Javier Martín.

En ambos casos se prevé un diseño de continuidad respecto a los paseos de La Cala del Moral y Rincón de la Victoria. Se trata de un vial de entre seis y nueve metros de anchura y zonas verdes de tres metros en el punto más desfavorable. «Estamos satisfechos porque Costas se va a encargar de financiar el nuevo proyecto y también la obra», explica el edil de Urbanismo, Salvador Domínguez.